Los has visto; los has escuchado; tal vez tienes estado uno: el odioso padre deportivo.
Ahora, la mayorĂa de nosotros, los padres del deporte, hemos hecho algo de lo que no estamos orgullosos. yo mayo he acosado a uno o dos entrenadores en la carrera de hockey de seis años de mi hija y yo posiblemente gritĂł un comentario o dos que querĂa recuperar. Pero, ÂżquiĂ©n no? Pero, por el bien de su hijo tanto como por el suyo, es mejor evitar ser el padre del deporte desagradable que todos odian. AsĂ es cĂłmo:
1. Recuerda que se supone que esto es divertido. No hay contrato de un millĂłn de dĂłlares en la lĂnea si ganan o pierden. Estos son (inserte el nĂşmero aquĂ) años. Lo que me lleva a mi siguiente punto…
2. Su hijo probablemente no va a jugar en la NFL, NHL, NBA, WNBA ni en ninguna otra organización deportiva importante. Asà que deja de comportarte como son. Forzarlos a practicar y jugar no los convertirá en una estrella. Va a hacer que abandonen.
3. No pelees, fĂsica o verbalmente, con el árbitro u otros padres en las gradas, al margen, en el estacionamiento o en cualquier otro lugar. PodrĂa hacer que te echen, expulsado del lugar de por vida, arrestado y / o herido. Sin mencionar la vergĂĽenza ineludible de maldecir y pelear en un evento deportivo JUVENIL. Esto parece una obviedad, pero crĂ©anme, hay una prueba en video de esto.
4. El entrenador sabe (o deberĂa saber) lo que está haciendo y, a menos que Ă©l / ella llame a los niños “pequeños hijos de puta” y sĂ, nos encontramos con uno de ellos, dejen que haga su trabajo. ÂżTienes algĂşn problema con su mĂ©todo? La mayorĂa de los entrenadores solicitan un perĂodo de “enfriamiento” de 24 horas, asĂ que programe un momento para hablar cuando las emociones no estĂ©n tan altas. Gritarle a la cara justo despuĂ©s de las bombas del equipo no te hará ganar ningĂşn buen punto para los padres.
5. Hablando del entrenador, no eres uno. Gritar el nombre de su hijo, gritar instrucciones y realizar una serie salvaje de gestos con las manos solo los confundirá y avergonzará. Eso si incluso te escuchan o te ven.
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6. Deje que las otras madres tengan el drama. Esto es deporte juvenil, no escuela secundaria. Hablar mierda sobre otros niños y padres es una mala forma. Y es un mundo pequeño después de todo, asà que recuerde que si su hijo permanece en el deporte el tiempo suficiente, lo volverá a ver. Tal vez en el equipo del próximo año.
7. ¿Si debe desahogarse? Simplemente no lo hagas delante de tu jugador. Por ejemplo, no solo aprenden sus chismes y traiciones, sino que también pueden dejar que sus comentarios se filtren en el vestuario. ¿Qué tan incómodo será eso?
8. No analice cada práctica, cada juego y cada jugada a muerte con su hijo. Un entrenador me aconsejĂł una vez que dejara hablar a mi hija, ininterrumpidamente, durante cinco minutos despuĂ©s de un partido. Una vez que pasaron los cinco minutos, terminamos. Si ella no querĂa hablar en absoluto? Eso tambiĂ©n está bien.
9. El aliento es genial, la crĂtica no lo es. Recientemente leĂ un artĂculo que decĂa que las seis palabras más poderosas que puedes decirle a tu jugador son “Me encanta verte jugar”. Awww … ÂżUn poco demasiado blanda? Intente “trabajar duro” y “divertirse”.
10. Si tu hijo ya no quiere jugar, no lo hagas. Para aquellos padres que viven indirectamente a travĂ©s de su jugador, esta podrĂa ser una pĂldora difĂcil de tragar. DĂ©jalos vivir SU sueño, no el tuyo. Personalmente, instituĂ una regla de una temporada. Si te comprometes con una temporada, la terminas y luego sigues adelante.
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PodrĂa seguir hablando de cosas insignificantes como no te olvides de los bocadillos si es tu turno o de dejar el cencerro en casa antes de que te golpee con el tipo consejos, pero eso es muy quisquilloso. Todos te perdonarán si olvidas los plátanos, pero puede que no seas tan rápido para poner la otra mejilla si arrojas obscenidades en un juego.
Ah, y P.S. ¡Durante los playoffs, todas las apuestas están apagadas!