Mi hija de diez años estaba escondida en el armario de su habitación porque no querÃa hacer su tarea. Al principio discutà con ella para salir y comenzar, pero no me llevó a ninguna parte. Entonces le di tiempo, un poco de espacio, e intenté nuevamente. Nada. Ella se negó a salir, se negó a hablar y se negó a trabajar. Estaba al lÃmite de mi ingenio, como a menudo estoy con mi hija y el trabajo escolar.
Todo lo que estaba haciendo estaba en marca para una interpolación con TDAH. Y claro, pensé en bajar el pie, sacarla del armario, sentarla en el escritorio y hacer que trabajara. Pero si he notado algo sobre mi hija, atacarla con armas encendidas la hace profundizar aún más. A veces resulta en que se apaga por completo, y no llegamos a ningún lado.
Algunos niños son asÃ. Venir a ellos con fuerza resulta en más fuerza a cambio, y finalmente no resuelve nada. No es que saber esto haga que criar al niño sea más fácil o menos frustrante. Y si miras la sección de comentarios en cualquier artÃculo sobre crianza de los hijos, verás a muchos padres seguir y seguir sobre cómo los padres de hoy en dÃa necesitan cortar la basura, dejar de ser amigos de sus hijos e inclinarse con fuerza y ​​estructura.
Pero puedo decir que después de criar a mi hija durante diez años, fuerza, estructura, discusión … nada de eso funciona para ella. Nunca lo ha hecho.
Asà que, en cambio, me senté al borde de su cama, Norah todavÃa en el armario, y pensé en lo que querÃa en ese momento. QuerÃa muchas cosas QuerÃa que dejara de hacer cosas como esconderse en un armario para evitar la tarea. Pero sobre todo, querÃa que ella terminara su tarea, y sabÃa que nunca sucederÃa al tratar de forzar mi voluntad.
En lugar de discutir, o gritar, o sacarla, simplemente seguà adelante y me metà en el armario con ella y cerré la puerta.

Estaba oscuro y no encajábamos demasiado bien, pero me propuse decirle que yo era su padre y que no me irÃa sin un compromiso. No estoy seguro de cuánto tiempo estuve allÃ, pero finalmente comenzó a reÃrse cuando notó que mis rodillas me tocaban la cara.
Entonces le pregunté si querÃa partir el pan.
“¿Que es eso?” ella preguntó.
“Es donde dos partes en guerra dejan de lado sus diferencias, comparten una comida y encuentran un compromiso”.
Ahora, tenga en cuenta que sé que partir el pan significa simplemente comer juntos. Pero mi hija no lo sabÃa. Con Norah, a veces la parte más difÃcil es lograr que se siente y hable sobre lo que está sucediendo. Cuando se frustra, cuando no quiere involucrarse, cuando se siente molesta, sea lo que sea, se convierte en una piedra.
“Vamos”, le dije. “Creo que hay algunas galletas en la despensa”.
Afortunadamente, ella estuvo de acuerdo, porque me dolÃan las piernas.
Bajamos y nos sentamos a la mesa. Ella tenÃa dos Oreos y yo tenÃa una Pepsi Zero. Nos sentamos a la mesa, y habÃa algo acerca de nosotros comiendo, charlando y mirándonos como iguales, tratando de encontrar un compromiso, que la hizo hablar. Le impidió cavar tan fuerte, que debo decir, con una interpolación es una gran victoria, independientemente de la situación. Le hizo expresar sus frustraciones y le hizo escuchar algunas de las mÃas.
Pero lo más importante, alivió la tensión que ambos sentÃamos que nos impedÃa hablar en realidad. Le ayudó a sentirse escuchada, lo que debo admitir, es bastante importante cuando eres un niño frustrado de diez años. Y me ayudó a sentirme escuchado, lo cual es igualmente importante cuando eres el padre frustrado de un niño de diez años.
No podrÃamos haber partido el pan por más de 15 minutos. Teniendo en cuenta que probablemente habÃa estado en el armario durante 45 minutos, esto se sintió como un gran avance, y habÃamos llegado allà sin discutir. Establecimos un par de reglas nuevas, y al final se disculpó con su madre y conmigo, y comenzó a hacer su tarea. Incluso nos reÃmos un poco cuando ella terminó su último Oreo y yo terminé mi Pepsi.
La mejor parte fue que no tuve que gritar. Solo tenÃa que llevar a mi hija a la mesa para discutir inquietudes. También tuve que escuchar, y ella también. También necesitaba hablar, lo que puede ser bastante difÃcil en momentos como este. Todo lo que se necesitó fue un par de galletas, que cuando lo piensas, no es tanto.