Si hubieras estado cerca de mi casa anoche, entonces habrĂas escuchado a mi hijo llamarme “¡la mamá más mala del mundo!” Chisporroteantes gritos de protesta rebotaron en la casa cuando mi hijo pisoteĂł su habitaciĂłn para enfurruñarse en la derrota.
No lo dejarĂa ir a nadar a la casa del vecino. De nuevo.
Ahora que mi hijo está en la escuela, sus dĂas están llenos de actividades que comienzan cuando sale el sol y sube al autobĂşs escolar y termina a la hora de acostarse despuĂ©s de haber llegado a casa, hacer su tarea y (dos veces por semana) ir y volver regresĂł a casa de las lecciones de kung fu. Esa es una gran actividad para un niño pequeño. Por lo tanto, tengo “tiempo aburrido” forzado varios dĂas a la semana.
En un esfuerzo por combatir los progresivos horarios que amenazan con superar toda la atenciĂłn y agotar la energĂa de mi hijo, me aseguro de que todavĂa sea un niño que usa su curiosidad y tiene tiempo para explorar. Cuando era niño, esto simplemente se llamaba tiempo libre o tiempo tranquilo. En nuestra casa, lo llamamos tiempo aburrido, y significa que debemos usar el poder de nuestra propia imaginaciĂłn y las habilidades de nuestra creatividad para encontrar formas interesantes de pasar el tiempo.
Durante el tiempo aburrido, no hay pantallas. No iStuff No llamar amigos. No visitas personas. En cambio, hay una pequeña biblioteca de libros y una mesa de manualidades con un contenedor de plástico gigante lleno de suministros para construir todo tipo de cosas locas. Existe la opción de salir a la calle. Hay historias para inventar y canciones para cantar. Hay bailes tontos. Tuvimos un concurso de miradas una vez que dejó mis ojos temblando por el resto de la noche.
La infancia ya es lo suficientemente corta, asà que, ¿por qué atascarse con demasiado para hacer en un esfuerzo por saltar el tiempo? Cuando hay lentitud, cuando me detengo y respiro y le presto atención a mi hijo, noto las cosas que más le importan, como cuánto ama este fresno en particular en nuestro patio trasero porque una vez vio un capullo de mariposa en sus ramas .
Escucho a mi hijo contarme historias largas y elaboradas llenas de personajes divertidos como piratas pedos y monos de kung fu. Me cuenta sus esperanzas, miedos y confĂa en que hablar con mamá y papá siempre es algo seguro. El tiempo aburrido, esas horas forjadas solo por ser una familia o para que mi hijo explore, construya y cree por su cuenta, es el catalizador de estas conversaciones y nuestro vĂnculo. Eso es algo que vale la pena proteger.
A medida que crezca y los deportes escolares y las actividades sociales se vuelvan más atractivas, será más difĂcil mantener vivo el ritual del tiempo aburrido. No permitirĂ© que mi hijo se inscriba en más de una actividad extracurricular en un año escolar. Siempre se espera que cene con nosotros y que pase al menos algĂşn tiempo en casa los fines de semana. Las pantallas siempre estarán desconectadas mientras observamos esta regla de la casa de usar el aburrimiento para estimular la creatividad y la diversiĂłn.
DespuĂ©s de que mi hijo terminĂł de pisotear y enfurruñarse, conversamos sobre lo poco agradable que cree que es el tiempo aburrido. Y mientras bostezaba a travĂ©s de su crĂtica crĂtica de mis “reglas tontas”, me mostrĂł una imagen que dibujĂł de un cohete que quiere construir con cartĂłn despuĂ©s de la escuela. Se preguntĂł en voz alta cuánta cinta adhesiva necesitarĂamos para hacer una escotilla de escape en caso de invasores alienĂgenas.
Y mientras mi hijo lanza un puño enojado al aire cuando el aburrimiento definitivamente no es lo que quiere hacer, sé que con el tiempo comenzará a ver el valor que puedo ver ahora. Todos estos bolsillos de tiempo pasados ​​sin las distracciones de las pantallas y los horarios, las presiones sociales y las expectativas, ayudarán a mi hijo a convertirse en un hombre que pueda apreciar la capacidad de maravillarse de algo tan simple como un capullo de mariposa.