Cuando pensamos en matones, a menudo nos imaginamos una pandilla de chicos fuertes y grandes en el patio de una escuela, reunidos y burlándose de un compañero de clase que puede ser más pequeño o simplemente diferente a ellos. Tal vez sea porque se viste de manera diferente, no es atlético, usa lentes o es la mascota del maestro.
En comparación, cuando pensamos en intimidaciones cibernéticas, a menudo nuestras mentes se dirigen a adolescentes o adolescentes, cuya presencia en lÃnea es más frecuente y puede ser inmadura o no monitoreada. Esto da como resultado un aumento e inadvertido de la intimidación de sus compañeros, tal vez bromas y comentarios sobre la elección de ropa, peinado o amigas de una niña que mantienen, por ejemplo.
Pero resulta que la teorÃa de que los niños intimidan en persona y las niñas lo hacen más en lÃnea es totalmente errónea, porque un nuevo estudio encontró que la mayorÃa del acoso cibernético en realidad está siendo realizado por hombres.
La investigación realizada por el grupo de expertos Demos, que se propuso mapear los comportamientos en lÃnea y los comportamientos de toma de decisiones de los jóvenes de 16 a 18 años, descubrió que la mayorÃa de los adolescentes de acoso en lÃnea eran hombres. El 32% de los hombres en comparación con el 22% de las mujeres admitieron insultar o intimidar a alguien en lÃnea, y más del doble de la cantidad de hombres (22%) que las mujeres (10%) han “trolleado” una figura pública en lÃnea.
Entonces, ¿qué da?
Curiosamente, los investigadores especulan que una gran mayorÃa de los adolescentes que admitieron el acoso cibernético lo hicieron porque fueron “atraÃdos por el acoso cibernético” y porque “son conscientes de que sus amigos pueden ver que están siendo intimidados o insultados en lÃnea, lo que deja ellos se vieron obligados a responder de manera agresiva “.
Esto lleva a asumir que la razón del ciberacoso es en realidad en defensa de ser intimidado. En otras palabras, podrÃa ser que tenemos una colección de “caballeros con armadura brillante” que intentan defenderse o rescatar a un amigo, pero lo hacen de maneras menos admirables.
Pero antes de lanzar piedras a los niños en los teléfonos inteligentes y los horrores de las redes sociales, no se debe ignorar una estadÃstica más positiva del estudio. El 88% de los encuestados también dijo que “han brindado apoyo emocional a un amigo en los sitios de redes sociales”, y el 51% dice que ha compartido o publicado sobre una causa polÃtica o social que les interesa. Y cuando se trata de “trolling”, o lo que pensamos sobre el acoso perpetuo en lÃnea, los investigadores descubrieron que las redes sociales les dan a los adolescentes la oportunidad de flexionar su músculo de empatÃa y mostrar coraje al defender a un amigo.
Otra faceta del estudio fue descubrir qué caracterÃsticas de personalidad están presentes que en última instancia impulsan y alientan a los adolescentes a intimidar, y los resultados son exactamente lo que uno pensarÃa que serÃan. Se descubrió que los jóvenes que informaron que tenÃan un nivel más bajo de empatÃa, autocontrol, mentalidad cÃvica y sensibilidad moral hacia los demás tenÃan una probabilidad mucho mayor de intimidación en lÃnea.
Otros estudios respaldan ese hallazgo, y uno en particular plantea la hipótesis de que la falta de empatÃa es una caracterÃstica particular del acoso cibernético, como en el comportamiento agresivo (algo que los niños están más conectados biológicamente que las niñas). Ese mismo estudio también descubrió que los ciberbullies tenÃan un mayor miedo de ser intimidado y convertirse en vÃctimas ellos mismos que los no acosadores.
Entonces, ¿cómo les enseñan los padres, los educadores y aquellos que trabajan con los jóvenes el tipo de empatÃa que reducirÃa sus posibilidades de ser intimidado?
Los investigadores creen que la instrucción de empatÃa y compasión debe comenzar temprano, con las escuelas implementando más planes de estudio y agendas de compasión basados ​​en el carácter y la empatÃa en la escuela primaria, mucho antes de que los niños tengan teléfonos inteligentes. De esa forma, cuando comienzan a tener más experiencias en lÃnea, son muy conscientes de los comportamientos responsables en lÃnea y es menos probable que actúen como un imbécil solo porque están detrás de una pantalla.