A mis hijos
Creo que estamos en el punto en el que has entrado en la increĂble etapa de:
Te amo, mamá, pero Âżpuedes quedarte allĂ, por favor?
O
No quiero escucharte porque estás equivocado ya que eres mi madre. No hay otra razón necesaria.
Se llamaron “preadolescentes” el otro dĂa. ReprimĂ una carcajada, sonriendo ante la expresiĂłn de “niño grande” mezclada con la vulnerabilidad en tu voz, tus palabras, mientras continuabas explicando el significado detrás del tĂ©rmino.
Sin embargo, todavĂa veo vislumbres de que me necesitas.
Un abrazo rápido, sostenido unos momentos más de lo habitual.
Sentados apretados uno al lado del otro en el sofá mientras leemos antes de acostarse.
Me aferro a esos momentos, ahora, incluso más que cuando eras bebés, ya que me estoy dando cuenta de lo rápido que estás creciendo.
Pensando en cĂłmo nuestra relaciĂłn ha ido evolucionando a medida que envejeces, querĂa recordarte algunas verdades que espero que tengas en cuenta mientras continuamos teniendo los altibajos de nuestra hermosa, loca, increĂble, estresante madre. / amistad infantil.
1. TenĂa una vez tu edad.
SĂ, hace mucho, mucho tiempo, pasĂ© por tantas cosas que estás experimentando. Espero que sigas sumergiĂ©ndote en cada oportunidad con todo tu corazĂłn, porque todo es temporal, tanto las victorias como las pĂ©rdidas.
2. Mi propia infancia dio forma a lo que soy, y no, no puedo compartirlo todo contigo.
Esto puede dificultar la crianza de los hijos. Si entendieras algunas experiencias que tuve cuando era niño y que me formaron, creo que entenderĂas mi corazĂłn aĂşn mejor no solo como tu madre, sino como persona.
3. Cuando tengo que ser firme, lo cual es un trabajo importante como tu madre, no es fácil para mĂ.
Agonizo por nuestras conversaciones mientras permanecĂa despierto por la noche, repitiendo su reacciĂłn, pensando en mi decisiĂłn y esperando que fuera correcta. Nadie es perfecto.
4. Rezo todas las noches para que cuando crezcas, estemos tan cerca como ahora.
Ustedes son mis mejores amigos, kiddos.
Amor, Mamá