En un reciente viaje al cine, saquĂ© mi telĂ©fono para tomarme una selfie con mi familia. En su estilo caracterĂstico, mi hijo adolescente levantĂł el pulgar y sonriĂł ampliamente por nuestra foto familiar. Más tarde esa noche, capturĂ© otra foto de Ă©l y su hermana mientras disfrutamos de un helado despuĂ©s de la pelĂcula. TenĂa su brazo flojo alrededor de su hombro, y sonriĂł sinceramente mientras sostenĂa un enorme cono de helado. PubliquĂ© ambas fotos en Facebook y no pensĂ© en las fotos otra vez.
Cuando mi amigo comentĂł: “ÂżEs tu hijo el adolescente más feliz del mundo o quĂ©?” En mi publicaciĂłn, me reĂ a carcajadas porque me di cuenta en el momento en que mi hijo, de hecho, parecĂa un adolescente muy feliz.
Porque lo es, en realidad.
Y estoy aquĂ para decirte que no todos los adolescentes son un lĂo de emociones huraño y melancĂłlico. No todos los adolescentes cierran la puerta durante las discusiones o actĂşan como los productores de programas de televisiĂłn te hacen creer que lo hacen.
En resumen, no todos los adolescentes son idiotas.
Es verdad.
Y no solo creas mi palabra. La mayorĂa de mis amigos que están criando adolescentes estarĂan de acuerdo en que los adolescentes no solo son muy divertidos para pasar el rato, sino que criarlos tampoco es siempre una mierda. Incluso me atreverĂa a decir que criar adolescentes es mucho más fácil que lidiar con el entrenamiento para ir al baño, los berrinches y las crisis.
Y a pesar de todas las advertencias e historias de terror que mis amigos me contaron sobre los adolescentes, no esperaba realmente me gusta viviendo con adolescentes tanto como yo, a pesar de la gran cantidad de lagrimas que están sucediendo. (Los adolescentes realmente tienen una sombra arrojadiza perfeccionada para una ciencia).
Cuando mis hijos eran pequeños, mis amigos con niños mayores me advertĂan sobre la adolescencia. Me decĂan que esperara discusiones sobre los toques de queda y las citas. Hablaron sobre el pánico que sintieron cuando sus hijos comenzaron a conducir, y me contaron cĂłmo los adolescentes pueden llevar el arte de rodar los ojos a un nivel completamente nuevo. Pero incluso con los ojos en blanco (mis amigos tenĂan razĂłn sobre eso), en general, me complace descubrir que criar a los adolescentes es mucho más agradable de lo que esperaba.
Los años de la adolescencia ciertamente están cargados de drama, no hay duda. Los adolescentes están tratando de afirmar su independencia poco a poco, y siempre están probando las aguas. Obviamente, cuando digo que disfruto de mi adolescencia, no me refiero al 100% del tiempo. ConfĂa en mĂ, mis adolescentes tienen sus momentos, y estoy aprendiendo a aceptar los suspiros exasperados, pero hoy en dĂa los adolescentes simplemente no reciben el crĂ©dito que merecen por ser los humanos increĂbles que son.
Es injusto caracterizar a los adolescentes como vagos o tontos cuando, en realidad, son dinámicos e ingeniosos. Están informados y realmente interesados ​​en el mundo. No son solo angustia adolescente estereotĂpica y drama de secundaria. Son trabajadores, concienzudos y responsables. En la mayor parte.
Al igual que los adultos, los adolescentes definitivamente pueden tener sus momentos imbĂ©ciles, pero en general, debo decir que son un grupo bastante increĂble.
Los adolescentes tampoco son solo juegos de video y mensajes de texto. Tienen conversaciones animadas con sus amigos, y en las noches en que llevo a mis hijos y sus amigos a casa despuĂ©s de los partidos de fĂştbol o las actividades escolares, me maravillo de sus variados intereses y diferentes puntos de vista. Si escuchas a un grupo de adolescentes el tiempo suficiente, te garantizo que sus sentidos del humor te harán reĂr a carcajadas. Mas de una vez.
Los adolescentes son abiertos y honestos, francos y tercos. Y es increĂble.
A medida que profundizo en mi viaje de crianza de adolescentes, tal vez mi mayor comprensiĂłn es cuán cĂvicos son los adolescentes en su vida cotidiana. Durante las elecciones, vi como mi hijo y sus amigos debatĂan sobre temas y candidatos polĂticos, y me explicaban sus argumentos bien desarrollados. Participaron en elecciones simuladas y defendieron sus creencias con una pasiĂłn que me recordĂł a mĂ y a mis amigos a esa edad.
Y fue asombroso.
Antes de tener adolescencia, asumĂ que mi vida serĂa una batalla constante en el momento en que mis hijos cumplieran 13 años. De hecho, cuando mi hijo se acercaba a su cumpleaños nĂşmero 13, me preparĂ© para lo inevitable. Pero 13 vinieron y se fueron sin cerrar un portazo. Como lo he visto crecer tanto fĂsica como emocionalmente en los Ăşltimos años, lentamente he dejado de lado el temor de que mi hijo sea un adolescente imbĂ©cil estereotĂpico.
Y ya sabes, la parte más difĂcil de tener un adolescente no es que sean imbĂ©ciles. No, la parte más difĂcil es darse cuenta de que su tiempo con ellos es corto. Que, en años que aparentemente pasarán volando, su hijo adolescente se dirigirá a la universidad y usted se quedará atrás.
Y entonces tú sentirse como un imbécil por querer evitar que se vayan.