A la madre que alimenta a sus perritos calientes más noches de las que le gustarĂa admitir:
ÂżNo sabes que hay alimentos más saludables para alimentar tu precioso milagro? ÂżHas probado estos 10 consejos obvios para los quisquillosos? ÂżSabĂa que los alimentos procesados ​​están llenos de productos quĂmicos que pueden hacer que su niño crezca un tercer brazo? Tal vez estas siete estrategias poco realistas para los consumidores problemáticos sean de ayuda.
Ya has escuchado todo esto antes. Lo sé. Te entiendo
SĂ© que cuando alimentaste a tu dulce bebĂ© con alimentos sĂłlidos por primera vez, estabas emocionado de comenzar esta aventura culinaria. ¡Quinua! ¡Col rizada! ¡Amaranto! Acelgas Su hijo serĂa el más feliz y saludable, comiendo una amplia variedad de alimentos sanos y modernos. Estoy seguro de que no hace falta decir que todo serĂa orgánico, de origen local y casero. No importa que no tuviera idea de dĂłnde ubicar estos artĂculos en la tienda de comestibles, planeaba encontrarlos y alimentarlos a su bebĂ© entusiasta y dispuesto. Luego, gracias a su excelente nutriciĂłn nutricional temprana, su bebĂ© algĂşn dĂa se graduará con un MBA de Harvard.
SĂ© que comenzaste con verduras, porque todos los libros decĂan que eso ayudarĂa a tu hijo a estar más inclinado a comer verduras a medida que crecen. SĂ© que has tenido guisantes, judĂas verdes, col rizada y zanahorias escupidas en la cara más veces de las que puedes contar. Al bebĂ© no le importĂł que fuera orgánico o casero. SĂ© que incluso intentaste mezclar esas verduras nutritivas con purĂ© de manzana para que se familiarizara con los nuevos sabores. DetectĂł la pizca de espinacas y no quiso saber nada de su flagrante traiciĂłn de sabores o su salsa de manzana contaminada. Te entiendo
SĂ© que has leĂdo innumerables artĂculos sobre estrategias para comedores quisquillosos e intentaste implementar todos y cada uno de ellos. SĂ© que ofrece opciones saludables en cada comida, solo para limpiarlas del piso y las paredes cuando su niño las arroja, sintiĂ©ndose muy ofendido de que incluso presente una abominaciĂłn como sustento comestible. A pesar de los continuos fracasos, sigues intentándolo. Sigues intentándolo, porque en el 106 ° intento, finalmente probĂł una zanahoria antes de tirarla con desdĂ©n. Te entiendo
Sé que estás agotado. Sé que estás cansado de preparar comidas que sean recibidas con quejas, quejas y lágrimas. Sé que esas lágrimas no siempre son de tu pequeño. Sé que estás frustrado. Cada comida es la misma: usted prepara cuidadosamente la comida, sabiendo que su hijo rechazará su labor consumible de amor, pero existe un rayo de esperanza de que tal vez, solo tal vez, hoy sea el gran avance. Cada comida pasa sin cambios. Te entiendo
SĂ© que tu ojo tiembla un poco cuando tu amiga te dice que su hijo comerá espinacas y lentejas, semillas de chĂa, frittata, y dejaste de escuchar aquĂ, pero la lista probablemente incluĂa coles de Bruselas y comida india. SĂ© que parece que estás haciendo algo mal. Tal vez fue porque la primera comida de su bebĂ© fue batatas y no judĂas verdes. Tal vez fue porque no probaste el destete dirigido por un bebĂ©. Tal vez fue porque no lo acunabas a dormir todas las noches. Tal vez fueron todos los Icees de frambuesa azul que tenĂa cuando estaba embarazada. SĂ© que se siente como tu culpa. Te entiendo
SĂ© que le da vergĂĽenza tener que llevar la comida de su hijo (que consiste solo en queso, galletas saladas y arándanos) cada vez que disfruta de una comida en otro lugar. De lo contrario, simplemente no comerá. Extraños y amigos dicen: “Eventualmente tendrá hambre lo suficiente como para comer otra comida”. Pero no lo hace. Su voluntad está revestida de hierro, lo que le recuerda que le preocupa que sus niveles de hierro sean bajos. Has intentado todo, y en este punto, solo quieres mantenerlo con vida. Te entiendo
SĂ© que no eres flojo o no tienes educaciĂłn sobre salud y nutriciĂłn. SĂ© que tu amiga no creĂł a su buen comedero más de lo que tĂş creaste a uno quisquilloso. Ella tuvo suerte, y puedes sacarte el cabello tres veces al dĂa. SĂ© que detestas las comidas y pruebas nuevas recetas, asĂ que no juzgo los hot dogs, las pepitas o los sándwiches de queso. Su alimento. Solo puedes alimentar a un niño dispuesto, y el tuyo es menos que dispuesto. Su hijo está creciendo y parece razonablemente sano. AsĂ que levanto un puño hacia ti, Hot Dog Mom, en solidaridad y sin prejuicios, mientras precaliento mi horno para otro lote de nuggets de pollo. Te entiendo No estás solo.